Te encontré sin buscarte.
Tu estabas allí, detrás de tu muro,
débil, indefensa, medio desnuda ...
vomitando sentimientos y llena de vacío.
Mi primer regalo fue una sonrisa
... la recuerdas? ...
Tu apenas podías abrir los ojos.
Te acuné en veladas noches complacidas tan solo con tu silencio.
Fue lento, fue muy lento ... perp ...
poco a poco tus ojos recuperaron su brillo,
tus labios la sonrisa, tu piel el color ...
y el vacío dejó paso a la esperanza,
a la vida ... a tu propia vida.
Nos regalamos, palabras, versos,
horas calladas compartiendo sentimientos.
Así empezamos a andar y anudar cada uno de nuestros sentimientos.
Dibujando sobre un lienzo nuestro mañana.
Cada día un color nuevo, más vivo, más cálido, más limpio, más nuestro ...
Con la naturalidad del sin querer llegamos a las caricias,
placer ... piel contra piel.
Susurros y te amos nacidos entre el deseo y el corazón limpio.
Eramos el todo ... eramos la vida.
Yo, seguí llenándote de versos, poemas,
fui el volcán inagotable de palabras,
sueños sentimientos ..-.. quise ser tu todo.
Y tú callabas, complacida te dejabas ....
aprendiendo a respirar de mi ... de mi propio aire.
Cada día renovaba las flores de tu espacio,
siempre lleno con su aroma, su color ... su vida marchita.
En ellas, te viste reflejada ... tu sola con mis sueños, mis palabras, mi placer ...
Sin darme cuenta había levantado un nuevo muro.
Una cerca desde donde cuidarte.
Y tú ... tu te sentiste como tallo cortado ... y marchitaste.
Al tiempo que yo ... mataba el amor que sentías por mi ...
y Ahora sólo me queda tu ausencia ...
el vacío ...
la nada ...
y una lágrima nueva cada día como único recuerdo de ti ...
y no es suficiente ...
no es suficiente ....
no lo es ...
no ...