Me conformo con sentir las olas en mis pies
y la arena golpeando mis tobillos,
sentir el sol de agosto en mi espalda
mientras corro tras una efímera sombra.
Que el invierno llene mis horas de frío
y el viento empuje mis pasos
o la lluvia me atrape y cale hasta mi piel.
Es suficiente saber que uno está vivo
y que puede gritar aunque sea al vacío,
cegarse buscado respuestas, pero intentarlo
y contener el miedo al filo de una navaja.
Perseguir tu verdad detrás de un sueño
recogiendo el testigo del pasado
y hacer presente el sacrificio anónimo.
Creo en aquellos que aman,
los conformados con un beso
o el simple roce de una mejilla
y el acto altruista de ceder su espacio.
En los silenciados y sus lágrimas
sin reproches, abrazando a la vida
conscientes de la fragilidad de vivirla.
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